Cada necrópolis poseía decenas de cuevas excavadas artificialmente en las costas Calascovas o Cala Morell.

La isla recibe la primer visita pacífica de comerciantes griegos y fenicios y la primera conquista militar de los cartagineses, en la edad del bronce (1.000 AC hasta el 200 AC), fundando la ciudad de Mahón.
Los romanos conquistan las Baleares en el año 123 A.C., y del final de ésta época (siglo V dC) quedan las basílicas paleocristianas como por ejemplo la de Son Bou y la de Fornás de Torelló.
Los vándalos arrianos la toman en el 427, la ocupación de la isla por los árabes se lleva a cabo a principios del siglo X. Cuatro siglos de dominación musulmana han dejado una rica economía, la afición a los caballos (como vemos hoy en día en sus fiestas), restos del Castillo de Santa Agueda y hermosas leyendas transmitidas de boca en boca.
En 1287 Alfonso III conquistó Menorca para la corona de Aragón, acabando con los musulmanes para poner en su sitio colonos catalanes y mallorquines. Testimonio de ésta época es la catedral gótica de Ciutadella y las calles del casco antiguo.

Los sucesos más lamentables ocurrieron en el siglo XVI con el saqueo y destrucción de Mahón y el de la Ciutadella a manos de piratas turcos. Por esta razón Felipe II mandó construir el fuerte de San Felipe a la entrada del puerto de Mahón y algunas Torres de defensa en la Costa como la de Sant Nicolau.
Franceses e ingleses dominaron la isla desde 1708. Durante este período los ingleses reforzaron las defensas construyendo más torres en la costa y en especial el Fort Marlborough en la cala de San Esteban.
En 1802 Gran Bretaña devuelve Menorca a España mediante el Tratado de Amiens dejando evidentes huellas en la arquitectura, el lenguaje e incluso el carácter de los menorquines.
A partir del siglo XIX y XX a medida que se expandía la ciudad se derrumbaban las murallas de Mahón y Ciutadella, a favor de las necesidades de la población.
El sector primario, secundario y terciario deja paso a la explotación turística a tal punto que la misma isla sintió amenazada su imagen tan codiciada. Es por eso que se la declara Reserva de la Biosfera preservando así su riqueza natural. Menorca es la visita obligada, es el pequeño tesoro escondido de las Baleares pero que sin duda nos sorprenderá con su rica cultura, sus numerosos museos, sus monumentos prehistóricos y los festivales que durante todo el año ocupan su vida social.